De las cientos de versiones que hay de las sinfonías de Beethoven en el mercado, esta fue mi primer ciclo completo. No se trata de una versión más, sino de la primera que se hizo, en las postrimerías de los años 80s del pasado siglo, con instrumentos de época. Cuando las compré estaban también a la venta las de Karajan, y ya pueden adivinar por cuáles aposté. A más de 20 años de haber sido grabadas, sigue siendo uno de los más notables ciclos jamás realizados. A través de un sonido opulento y espacioso, una claridad sonora sobrecogedora, y una interpretación absolutamente irrepetible, los músicos de la Hanover Band transmiten la emoción viva de quien descubre nuevas sonoridades, matices que nunca antes se habían escuchado, y que sólo los instrumentos de época permiten. Casi al mismo tiempo, Christopher Hogwood grabó el ciclo completo con la Academia de Música Antigua de Londres para L'Oisseau Lyre, y los músicos de ambas orquestas son prácticamente los mismos, y sin embargo el resultado no podría haber sido más distinto. Estas de Roy Goodman se llevan de calle todo el ciclo de Hogwood, pese a que hoy en día es prácticamente imposible hallar el de Goodman.

La versión de Goodman incluyó, además, al menos dos de los cinco conciertos para piano, y prácticamente todas las oberturas. Todas ellas fueron primeras ejecuciones con instrumentos de época y propósitos historicistas, y para mi gusto, en muchos casos siguen siendo versiones prácticamente insuperables, que no han perdido un ápice de su frescura, su opulencia y vigor, como si hubieran recién salido de la pluma del compositor. En particular el Concierto para piano Nr. 3, interpretado por Mary Verney, es aquí una versión absolutamente pavorosa y deslumbrante. En particular porque Verney no improvisa ni ornamenta las cadenzas ni otros muchos pasajes, algo que muchos otros pianistas han hecho, olvidando que aunque son los solistas, primero está la música y después el virtuosismo, y que éste debe ponerse al servicio de la música, y no aquella al servicio del lucimiento del solista (si quiere lucirse así, que se vaya a un circo y se meta cosas en la boca). En fin, estamos ante una versión exquisita, llena de autoridad y vigor, pero sobre todo, de momentos impresionantes y apasionantes para quienes ya han escuchado estas obras. Miles de cosas nuevas se descubren al escuchar esta versión, algo que jamás imaginaron pasaría, les va a pasar al escucharlo. Una joya imperdible.
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